jueves, 8 de diciembre de 2016







IN MEMORIAM






El final de la inocencia

Hoy he recordado la mañana
del 9 de diciembre de 1980.
Acaban de matar a John Lennon
y mi padre pinta, in memoriam,
al pastel su retrato.

Él no sabe recordar,
como yo tampoco lo sabré después.
No sabía, no pude darme cuenta entonces,
aquel amanecer inverso
en que tú y yo nos conocimos,
al atravesar la línea roja y gris,
rota entre el humo,
el final de un niño al otro lado.





Cuando era niño, me refiero a los meses previos

a la adolescencia, yo quería ser John Lennon:
portando una serpiente, amour four, enredada al cuello
apretada suave desde Tokio a Nueva York.
Líder cáustico, decidido y de Liverpool.

Con el idioma y el ingenio exiliado de aquellos
miopes, tan cínicos, que quieren ser John Lennon.

Ahora llaman al vacío energía oscura
porque la nostalgia derramada no les sirve.

Ey Johnny, ¿a dónde vamos hoy Johnny, a la cima, Johnny,
                   a California como en un last weekend Johnny?

El tiempo engulló deprisa el sueño irreverente
de una década, con el asesinato acústico
y la bala de David Chapman, José Perdomo y cía.
                     Del cielo raso, les presento, raros actores
Ronald Reegan y a Juan Pablo II. Lo otro, prínceps
de la lira, que yo quería ser de niño.
No bombero, abogado, doctor. De niño, tan cínico,
yo quería ser John Lennon: músico, cáustico,

decidido, medio huérfano y de Liverpool.

RGC




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