IN MEMORIAM
El final de la inocencia
Hoy he recordado la mañana
del 9 de diciembre de 1980.
Acaban de matar a John Lennon
y mi padre pinta, in
memoriam,
al pastel su retrato.
Él no sabe recordar,
como yo tampoco lo sabré después.
No sabía, no pude darme cuenta entonces,
aquel amanecer inverso
en que tú y yo nos conocimos,
al atravesar la línea roja y gris,
rota entre el humo,
el final de un niño al otro lado.
Cuando era niño, me
refiero a los meses previos
a la
adolescencia, yo quería ser John Lennon:
portando
una serpiente, amour four, enredada
al cuello
apretada suave
desde Tokio a Nueva York.
Líder
cáustico, decidido y de Liverpool.
Con el
idioma y el ingenio exiliado de aquellos
miopes,
tan cínicos, que quieren ser John Lennon.
Ahora
llaman al vacío energía oscura
porque la
nostalgia derramada no les sirve.
Ey Johnny,
¿a dónde vamos hoy Johnny, a la cima, Johnny,
a California como en un last weekend Johnny?
El tiempo
engulló deprisa el sueño irreverente
de una
década, con el asesinato acústico
y la bala
de David Chapman, José Perdomo y cía.
Del cielo raso, les
presento, raros actores
Ronald
Reegan y a Juan Pablo II. Lo otro, prínceps
de la
lira, que yo quería ser de niño.
No
bombero, abogado, doctor. De niño, tan cínico,
yo quería
ser John Lennon: músico, cáustico,
decidido,
medio huérfano y de Liverpool.
RGC
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