
México 360
Trescientos sesenta grados, rondando lentamente,
y un cuerpo herido de muerte,
se abraza de pena
al otro lado del cristal, cae
por el primero
y segundo escalón.
Los números rojos de la primavera
saben a metal fresco y pesa inerte
la ropa sucia en el cemento
verde gris del vacío.
Trescientos sesenta grados, rondando lentamente.
Ahora solo hay polvo y silencio a punto de luna
con la tarde descolorida que tan mal abriga.
Trescientos sesenta grados, a vuelta de rueda,
con la boca llena de águilas muertas
el cuerpo tras el retrovisor disminuye.
www.robertogcurras.com
Tremendo y desolador. Magnífico.
ResponderEliminarGracias por tu comentario , es un poema , sobre una historia que vivie en Veracruz una tarde.
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